La emergencia del dolor , la sofisticación y a la vez el elixir de una tecnología pseudodemocráta , permite al sujeto satisfacer el deseo abiertamente y permitir que el ansía implore salida en diferente canales que no responden a la gloriosa sublimación de un dolor perfectamente verdadero ( madre iluestre de grandiosas creaciones) viendo t.v adictivamente o consumiendo psicoestimulantes que te ayuden con la rutina del neurótico-obesivo (entiendase neurosis obsesiva, como aquel empresario exitoso capaz de encapsular montañas de dinero en su recto).
Como la serpiente que se come a sí misma , la autodestrucción se metaforseo entre lo moral y lo permitido.
sábado, 24 de octubre de 2009
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